A pesar del título voy a empezar a hablarte de locomotoras, en concreto locomotoras diésel-eléctricas. Esta semana me entretuve viendo un documental en el Discovery Channel sobre unos tipos que se dedican a desguazar todo tipo de maquinaria, sobretodo aparatos muy grandes. En el capítulo que pude ver, les tocaba desmontar completamente varias locomotoras diésel americanas, con más de 60 años de trabajo a sus espaldas. Gracias a esos chatarreros (y posteriormente visitando la Wikipedia) he podido ver qué tienen en sus tripas y como funciona uno de esos monstruos de metal: Básicamente se componen de dos tipos de motores, uno diésel y muchos eléctricos que mueven las ruedas, los cuales obtienen su energía por medio de un generador conectado al motor diésel.
Es decir, en vez de usar el movimiento mecánico obtenido por el motor diésel para transmitirlo directamente a las ruedas, lo que hicieron fue transmitir esa fuerza a un generador eléctrico. Esa energía eléctrica generada se almacenaba y se usaba para alimentar los pequeños motores eléctricos que hacían girar las ruedas. La pregunta es, ¿Porqué los diseñadores de locomotoras lo hicieron de esa manera?
Yo tenía asumido el hecho de que usando directamente el movimiento generado, las pérdidas por fricción eran mínimas. La cuestión es que estaba completamente equivocado -al igual que la mayoría de la población- porque hay personas interesadas en mantenernos en la ignorancia. Ahora sé que la mayor eficiencia se obtiene mediante la generación de energía eléctrica, ya que los motores eléctricos son mucho más eficientes, entre otras cosas, porque entregan el máximo par/motor desde 0 RPM (revoluciones por minuto) y no necesitan emplear ningún tipo de transmisión mecánica.
Para obtener el máximo rendimiento en la obtención y aprovechamiento de la energía mediante la quema de hidrocarburos (gasolina, gasóleo, gas, etc..), lo mejor y más eficiente -energéticamente hablando- es usar el movimiento resultante obtenido para generar energía eléctrica que luego se puede almacenar o usar directamente en motores eléctricos. Ese es el principio de funcionamiento que siempre se utilizó en las locomotoras diésel-eléctricas.
La variación existente en la actualidad es mínima, puesto que aunque la mayoría de locomotoras no disponen de motor/generador diésel incorporado, el resto de mecanismos es exactamente el mismo, con la única diferencia de que obtienen la energía de una línea eléctrica distribuida a lo largo de todo el trazado ferroviario. Ello es así porque centralizando la generación eléctrica y distribuyéndola mediante un tendido, se consigue disminuir el peso de la máquina una barbaridad. Como es lo más barato y eficiente se sigue utilizando hoy en día.
El sistema que usan las locomotoras eléctricas es exactamente el mismo principio de funcionamiento del nuevo Opel Ampera (Chevrolet Volt en EEUU), presentado el año pasado al público y del que ya he hablado en otro artículo anterior. El Ampera dispone de un mini-generador de gasolina que es el que alimenta el motor eléctrico y carga las baterías en un momento dado. De esta manera consigue una eficiencia cercana al 80% consumiendo como máximo 2,8 litros de gasolina cada 100 Km con aceleraciones de 0 a 100 Km/hora en menos de 9 segundos (recuerda que el motor eléctrico entrega la máxima potencia desde el principio). A esto hay que sumar que el desgaste mecánico del motor es ridículo en comparación a los motores actuales, puesto que automáticamente se prescinde de elementos de transmisión, sistema de engranajes, aceites, filtros diversos, correas, etc, permitiendo que el mantenimiento sea reducido a la mínima expresión.
El quiz de la cuestión radica en que esta “asombrosa innovación” se basa en una tecnología que es del siglo pasado y tiene más de 60 años de antigüedad, puesto que las primeras locomotoras diesel-eléctricas se comenzaron a construir hacia los años 50′s. Y ahora nos vienen con esto. Me siento estafado, porque durante toda mi vida he pagado -y pago- gasolina a precio de oro para que unos pocos se enriquezcan y cuando se producen avances tecnológicos -que no lo son- nos intentan colar tecnología obsoleta con la apariencia de “lo más avanzado y eficiente”. Porque eso es lo que ha ocurrido, literalmente nos han estafado durante más de 50 años. Por no hablar de los actuales coches híbridos que “están de moda”, puesto que son otra estafa, ya que la millonada que valen no la vas a amortizar en la vida.
- RESUMIENDO: De todo el pastel tecnológico desarrollado en el último siglo apenas nos llegan unas migajas que contemplamos entre absortos y embelesados. Y además estamos pagando por esas migajas el precio de toda la tarta.
Llegado a este punto es cuando toca mirarme al espejo y reconocer: SOY IMBÉCIL, me he dejado engañar totalmente.
MI PRONÓSTICO
¿Qué va a pasar en los próximos años? Es aventurado decir que es lo que ocurrirá, pero tampoco es difícil, puesto que ya se ve hacia donde nos están dirigiendo los poderes establecidos:- En unos pocos años los combustibles fósiles aumentarán aún más de precio, hasta el punto de que en breve espacio de tiempo la gasolina subirá sin problemas hasta los 2 euros/litro.
- De esta manera aceptaremos de buen grado el cambio de la tecnología de combustión a la tecnología eléctrica.
- Posteriormente la energía eléctrica quedará monopolizada -como suele ocurrir- por unos pocos que impondrán sus leyes.
- La energía eléctrica comenzará el ascenso imparable de precio, al igual que ya ocurrió con los combustibles fósiles en el pasado. No obstante no protestaremos por ese aumento, puesto que seguirá siendo mucho más barato que pagar 2 euros por un litro de gasolina.
- Y vuelta otra vez a empezar, similar escenario, mismos actores y guión repetido con pocos cambios.
Opel tiene programada el inicio de la producción del Ampera en Europa hacia finales del 2011. Antes de acabar el 2010 esta prevista la salida al mercado del Chevrolet Volt, a un precio de 33.500 dólares (unos 24.600 euros).
Extraido integramente de: http://soymino.wordpress.com/2010/10/01/la-estafa-del-coche-de-gasolina/
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